Mejorar la
calidad de vida de las personas, facilitando su acceso a fuentes de
energía limpias y baratas es posible gracias al desarrollo tecnológico.
Hoy en día es posible iluminar nuestras casas con agua.
Al igual que la energía hidráulica
se aplica para generar electricidad de forma renovable a gran escala,
también puede ser aplicado a pequeña escala con grandes beneficios para
los usuarios. Ese es el principio que han seguido los desarrolladores
de la lámpara hidroeléctrica.
La idea es doblemente interesante ya que permite acceso a energía limpia y barata a través del autoconsumo y, además, no requiere de costosas infraestructuras, sino de adaptar los elementos ya existentes en cualquier vivienda.
Este nuevo sistema consiste en una moldura de vidrio que une las
tuberías de agua presentes en una casa. De este modo cada vez que el
agua se mueve en estas tuberías, las turbinas se activan. El agua se
mueve dentro de los tubos cada vez que los residentes de la casa usan
un grifo, una ducha, una lavadora o cualquier otro dispositivo
conectado al suministro de agua y produce el movimiento de una micro
turbina.
Es precisamente esta microturbina
la que finalmente produce la corriente eléctrica que puede usarse para
iluminar la vivienda, ya que es enviada a una batería que se encuentra
en la unidad de pared de la lámpara. Es este movimiento de la turbina,
el que genera la tensión eléctrica. La electricidad generada se
almacena en la batería instalada en el interior de la pared. La
bombilla se iluminará al usar la electricidad de la batería.
Iluminación eficiente
Una nueva forma de iluminación eficiente y renovable,
en un campo en el que el desarrollo tecnológico está consiguiendo
grandes avances. No sólo los hogares, sino las empresas y los
municipios están descubriendo como pueden ahorrar en el consumo eléctrico y en el mantenimiento de las luminarias, gracias a la adopción de nuevas tecnologías como, por ejemplo, el LED.
Estas soluciones presentan mejores rendimientos energéticos, mejor
fiabilidad, y una mayor durabilidad. Mientras las bombillas
tradicionales tienen una vida útil muy corta (1.000 horas) los tubos
fluorescentes o las bombillas de bajo consumo, superan entre 8 y 10
veces la duración de las incandescentes. Edificios, vías públicas y
semáforos son algunos de los ejemplos donde se obtendrían grandes
beneficios con la mejora de la eficiencia en la iluminación.
En España existen cerca de 300.000 semáforos cuyo consumo de
energía final se estima en 350 gigavatios·hora al año, equivalente a la
electricidad que pueden consumir más de 150.000 hogares. Su sustitución
paulatina está suponiendo una mejora para los gastos de los
ayuntamientos y una mejora de la seguridad vial pues serán más fiables
y durarán más. Y la reducción considerable del consumo energético
conllevará unas mejoras sustanciales al medio ambiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario